La canción: I think, therefore I am
Así inicia la canción y a los 2´ 28´´ cuando crees que está por terminar con un suspenso que se saborea, sabes que deseas volver a escucharlo. Y lo vuelves a escuchar para cerrar la canción. Porque si algo tiene una buena canción de pop es que se te pega en la cabeza y no tienes que ponerle loop para necesitar volverla a escucharla. Te acompaña las 24 horas y hasta te acosa. Te quiebra la cabeza, como la portada del sencillo.
El resto de la canción es un diálogo directo frente a "alguien". Lo confronta, se burla de él y, básicamente, lo hace pedazos. Al puro estilo de su canción Bad Guy, Billie deja claro quien manda. El fandom ha interpretado la canción (particularmente el video), como una respuesta frente a las críticas que ha recibido en su carrera, un nuevo manifiesto de autonomía y libertad.
Específicamente en el segundo verso, Billie muestra una vez más como su composición puede ser muy autobiográfica y transparente. Es una artista que no le tiene miedo a mostrar sus heridas, errores y posturas. "I dont press to put your name next to mine" / "No quiero presión por poner tu nombre junto al mio", podría estar hablando de algunos personajes que buscan relacionarse con ella, sólo por publicidad. Porque, ¿quién, en el mundo de los followers, no querría que se le relacionara con Billie Eillish?
El video: I shop, therefore I am
Entre sus múltiples intervenciones en su trabajo, Billie ha dirigido sus propios videos. Xanny fue el primero y ahora Therefore I am es otra prueba del talento que tiene para traducir visualmente sus mensajes. Entre los datos de su biografía, sobresale que es una chica que "nunca ha ido a la escuela", fue educada en casa por sus padres, profesores de música y artes. La propuesta del video puede ser el sueño de muchos: pasear libremente por una plaza comercial vacía, robar algunas cosas antes de que te atrape el guardia... Es divertido, es simple, y es visualmente muy atractivo.
Suménle reproducciones, no importa si ya lo vieron:
No le restemos crédito creativo al video porque el contexto de la pandemia limita las producciones. Eso me parece blasfemo. Justo porque las condiciones han cambiado y la industria ha tenido que adaptarse para continuar creando y produciendo, es que el video es una genialidad. Me imagino a Billie pensando, ¿cómo haremos para representar los espacios de consumo masivo sin gente, la nostalgia de la pandemia, en un video que logre ser atemporal y que sea cool? Voilá.
El video agrega tres minutos visuales adicionales a la canción. Con una grabación a cámara en mano, los sonidos ambientales, acercamientos lúdicos y muy pocos cortes (cortes que incluso suspenden la canción, al entrar al elevador, ¡qué sutil pero qué listos!), la realización hace que seamos los cómplices perfectos para acompañar a Billie Eilish en su travesura. Travesura que se ofrece más como ideología de vida que como aventura ocasional: Rompe reglas, luego existe.
Entre las diferentes escenas, el clímax de la historia aparece cuando Billie llega a los diferentes locales de comida rápida. Se roba un pretzel, una dona, un refresco, unas papas fritas...
No sé si la marca de comida rápida Chipotle le pagó a Billie por aparecer en su video (me imagino que sí), pero en su rol de directora eligió contar una historia en donde probablemente, la comida rápida le sirve de pretexto para responder a las recientes críticas a su aspecto físico. Si al conocer el trabajo creativo de BE se cae en temas tan superficiales como si es gorda o flaca, la respuesta que se merecen es verla así a primer cuadro:
Lo que es interesante es que partir de un contexto en donde el consumo es el centro del esparcimiento como las plazas comerciales, se puede pensar en la postura de Billie Eilish como persona. Es la artista pop más exitosa y aun así, se toma el tiempo de presentar un mensaje audaz, creativo y transgresor.
El video, la representación del consumo y el hecho de que BE busque constantemente salirse de las convenciones de género y de representaciones del cuerpo, hace un ligero eco a la artista estadounidense Barbara Kruguer. Su trabajo, enfocado en la gráfica conceptual, contiene una fuerte crítica al consumismo y busca resignificar los espacios públicos, como los centros comerciales.
No es arriesgado afirmar que Billie Eilish podría coincidir con Kruguer en algunas líneas. Aunque ha sido cuidadosa con sus posturas personales, no teme defender su punto de vista y sabe el poder de su propia marca para poder enviar mensajes contundentes. En las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos, BE fue promotora independiente del voto, buscando influir en sus millones de seguidores y romper con el estigma de que a los jóvenes no les gusta (o les importa) la política.
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